Nunca existirá alguien que no haya conocido muchos cuerpos, o que no haya conocido ninguno. Pero sí existe quien los admira, no solo con deseo, sino como monumentos, como lienzos en blanco donde cada lunar adorna con precisión, como estrellas que danzan en constelaciones, como un mapa celeste. Habrá quienes hayan visto poco más que otros, quienes logren contemplar una verdadera obra de arte. Pero aquel que solo lo ve como un deseo efímero… es entonces cuando mi mente los imagina vacíos, incapaces de ver, de interpretar un lienzo colmado de misterio y belleza única.
Por: Sebastián Aldaba De Lira.

