El origen del caos

Colección: Bestiario

Texto por: Yatle Villalobos

Ilustrado por:  Saha Zoru

¿Qué pensarías si te dijeran que existe una criatura cuya mordedura es capaz de hacerte extremadamente fenomenal en cualquier cosa que hagas? En un mundo en el que solo somos una insignificante parte de la población total, resaltar entre tantas personas es sumamente difícil y por supuesto que la existencia de los Trismus de quien su saliva puede potenciar el nivel de tus habilidades hasta explotarlas al máximo es una idea fantástica, y digo idea porque estamos en la vida real y la realidad es que eso es imposible. Digamos que este rumor, porque no es más que eso, ha prevalecido a lo largo de los tiempos en esta ciudad y ha pasado de generación en generación, aunque no he conocido a nadie que las haya visto o haya sido atacado por ellas.

Mi nombre es Aurora y soy simplemente una humana más con deseos de salir adelante. Relatare un poco de mi vida, soy recién egresada de la facultad de periodismo influenciada por los comentarios de las personas que me rodeaban decidí estudiar una carrera que tuviera tan solo un poco de mi verdadera pasión, la escritura. Mi vida ha tenido altos y bajos, lo mejor en mi vida ha sido el regalo de mi familia que recibí al graduarme y lo peor fue el secuestro que viví cuando tenía alrededor de 15 años, está bien, si lo digo así parece que no me afecta, pero estuve durante años yendo a terapia y ahora solo aprendí a lidiar con los recuerdos del pasado. Mi mayor miedo por el momento es no conseguir empleo, soy bastante ordinaria y no tengo conexiones que me puedan garantizar obtener un puesto en alguna imprenta de periódicos o revistas, y pensándolo bien el ataque de un Trismus me vendría como anillo al dedo. Para mi mala suerte los Trismus no existen así que tendré que arreglármelas yo sola para conseguir ese empleo. El otro día paseando por el centro de la ciudad vi un anuncio de que una de las imprentas más importantes tiene algunas vacantes disponibles entre las cuales incluyeron la de redactor, pero la dinámica para ganar una entrevista formal es solo enviando un artículo de autoría propia donde se dejaran ver las habilidades de cada sustentante como escritor. Lo bueno es que no necesito tener experiencia laboral, lo malo es que es solo una vacante para ese puesto y seguro habrá muchas personas peleando por ella. La única regla del artículo es que este debe abordar la historia de la presa nueva puesto que pronto se cumplirá el aniversario de su construcción y me surgió la idea de investigar un poco sobre su antecesora la vieja presa de piedras y hacer algunas comparaciones entre ambas estructuras.

No quedaba otra cosa más que hacer así que me puse en marcha, después de despedirme de mis padres subí a mi auto decidida en hacer el mejor artículo de mi vida. Viajaría hasta la presa vieja tratando de recorrer la mayor parte posible del río que alimentó durante años a dicha presa y obteniendo la información más relevante durante el trayecto. Tengo exactamente una semana para realizar este proyecto y estoy bastante emocionada.

El primer lugar en el que me detuve fue un hotel tipo cabaña sobre la carretera, el río pasaba cerca y me pareció un buen lugar para pasar la noche. Hice mi recepción y decidí salir a dar un paseo caminando para ver si lograba ver algo interesante que pudiera incluir en mi artículo. El río lamentablemente no tenía un muy buen flujo de agua y es que podías darte cuenta por las marcas del agua sobre la tierra, sin embargo, había mucha vegetación a los rededores entre la que destacaban arbustos de tamaño mediano que me llegaban a la rodilla y que al momento de pasar sobre ellos salían bichos volando a consecuencia del movimiento de las hojas.

El lugar me daba tanta tranquilidad que busqué una roca grande para poder sentarme a apreciar todo por más tiempo y más cómoda. Cuando encontré la roca perfecta me senté sobre ella estirando mis piernas moviendo otro de estos arbustos provocando que salieran cientos de bichitos, al cabo de un rato sentí una pequeña punción en el cuello, algo similar a la picadura de una hormiga, por lo que instintivamente di un manotazo en el lugar donde sentí el pinchazo, matando a lo que sea que me haya picado. Cuando lo tome en mi mano me di cuenta de que era uno de estos bichos de los arbustos, teniéndolo tan cerca pude observarlo mejor, tenía una apariencia similar a las hadas de los cuentos para niños, pequeño y con alas. Pude observar que tenía una hilera de dientes solo en la parte superior de su pequeña boca, sin vellosidades o pelo, con unas especies de orejas chatas a los costados de su cabeza.

No me moleste mucho en hacer algo por su picadura, pues no me causo suficiente dolor para hacerlo, tan solo cuando regrese al hotel y ya dentro de mi habitación, observé mi cuello y estaba ligeramente rojizo en la parte afectada, pensé que aplicando un poco de alcohol con un algodón sería suficiente y después de hacerlo me fui a la cama.

El día siguiente transcurrió bastante normal, la mancha rojiza en mi cuello había desaparecido casi por completo, solo permaneció una marca extraña de cuatro puntos en forma de semicírculo casi imperceptible, me sentía un poco extraña, algo desanimada, pero supuse que era el estrés del proyecto, ya que realmente no tenía ningún avance.

Llegar a la presa nueva fue bastante agotador, el recorrido no fue largo, pero si aburrido. Al acercarme quedé bastante impresionada, la presa era más grande de lo que puede imaginar, a pesar de la poca corriente del rio, la presa estaba con el agua suficiente para que callera con fuerza por la cortina. Si tuviera que etiquetar esta estructura con una sola palabra utilizaría sin duda “extraordinaria” porque realmente eso era. El agua ahí almacenada era bastante y, por si fuera poco, la presa ya no solo cumplía con sus objetivos, si no que podría ser un lugar recreativo. Debo resaltar que había una estructura extra como un puente, sin embargo, no cruzaba de extremo a extremo sino que hacia una especia de media luna, por donde podían pasar vehículos y donde encontrabas bancas y diferentes espacios para convivir mientras disfrutas de la hermosa vista. Permanecí al menos un par de horas disfrutando del ambiente tan ameno, observando a los diferentes grupos de personas, familias, amigos y niños jugando por toda la extensión del lugar, hasta el punto de estar más sorprendida al pensar que durante el transcurso de mi vida jamás había visitado este hermoso sitio. Había bastantes actividades que uno puede realizar allí, entre las más destacables están pasear en kayak y pescar.

Viajar a la presa nueva fue bastante rápido, el verdadero reto sería llegar hasta la vieja presa de piedras la cual se encontraba aproximadamente a la misma distancia del centro de la ciudad que la presa nueva pero justo en el otro extremo. Al cabo de varias horas de conducir, algunas paradas por algo de comida o simplemente para descansar, tomar fotos y escribir algo para mi artículo, las palabras fluían demasiado bien sin embargo la sensación de insatisfacción cada vez iba aumentando.

Llegar a la vieja presa de piedra ya lo consideraba más bien un logro, el viaje fue mucho más agotador y algo definitivamente estaba pasando con mi energía ya que cada vez la sentía más baja. Luego de tomar fotos y recolectar algunos testimonios a cerca de la energía, mitos y leyendas de criaturas que a lo largo de los años se han contado en Jalco y lugares cercanos, estaba completamente lista para terminar mi artículo. Bastó con abrir mi computadora para que toda la inspiración saliera, no me costó nada concluir con él.

Regresar a mi casa tampoco se sintió bien, tal y como había pasado con todo en estos últimos días, me sentía muy cansada, con una especie de vacío, y bastantes pensamientos intrusivos. Las cosas iban cada vez peor, me sentía tan triste y deprimida que ni siquiera tenía el interés de mandar mi artículo a la editorial cuando se llegó el día, estaba terminado y mis padres estaban convencidos de que ganaría el puesto, pero las cosas ya no se sentían igual, la emoción no era la misma ni mucho menos las ganas.

Este pudo haber sido el final, una realidad en la que mi madre no enviaba mi artículo a la editorial sin mi consentimiento, aquella en la que no recibía un correo citándome para la entrevista formal, donde no habría obtenido el puesto y por lo tanto no habría sido la empleada del mes durante 5 meses consecutivos, pero todo eso en verdad pasó y a pesar de que parecía que todo iba marchando bien, la depresión aumento aún más.

Me encontraba demasiado confundida porque a pesar de que las cosas iban bastante bien, yo me sentía cada vez peor, intente hacer muchas actividades para aumentar mis niveles de felicidad, sin embargo nada de eso funcionaba, no importa si conseguía un ascenso de puesto, o si salía todas las tardes a hacer ejercicio, los fines de semana al bar con mis amigos, ir de compras ya no me emocionaba, simplemente estaba cansada de todo, frustrada por no entender lo que pasaba y no poder solucionarlo a pesar de mis esfuerzos.

Regresar a terapia fue lo que todos me recomendaban, los recuerdos del secuestro estaban cada vez más presentes, y cualquier cosa negativa sobre me vida se volvía una especie de agujero sobre mi alma, la vida comenzaba a tener cada vez menos sentido, y las sesiones psicológicas se sentían como el delgado hilo donde yo estaba pendida, de un lado la vida y del otro lado la muerte.

Realmente no encontraba una verdadera salida, había tomado mi decisión, tan solo estaba tratando de armarme un poco de valor sentada en una cafetería, pensar que sería la última taza de café que bebería, la última dona, por alguna extraña razón me hacía sentir paz, tan solo pagaría la cuenta y caminaría hasta el puente para terminar con todo el sufrimiento.

Durante el recorrido el pensamiento que más estuvo abrumándome fue el por qué si aparentemente todo estaba yendo muy bien, me sentía así de mal. Veía pasar a las personas tan felices, lo único que podía pensar es que esto solo me estaba sucediendo a mí. El puente al que me dirigía tenía la fama de haber presenciado varias muertes, las personas que no encontraban ya una salida a sus problemas solían acudir a él y terminar con su martirio lanzándose al rio para no salir jamás, por lo que era bastante común encontrar letreros, carteles, lonas que trataban de persuadir a esas personas. Cuando estaba a tan solo unos metros de llegar a mi destino la señal divina llegó a mí, en un poste de alumbrado había un particular letrero que llamó mi atención “Démonos una oportunidad más, porque si las cosas van así de bien la vida también puede hacerlo. Grupo de ayuda para cuando sientas que ya no hay una salida, está puede ser la puerta que te salve”. Después de leer esto las ganas de cumplir mi objetivo no desaparecieron, sin embargo, me empapó de una enorme curiosidad, porque ese pequeño párrafo se veía como algo que yo escribiría de tal manera que, por un momento, pensé que quizá no era la única que estaba pasando por esto. Así que, a pesar de todo, quería aferrarme un poco más a la vida y definitivamente esta sería la última oportunidad.

A la mañana siguiente, lo primero que hice fue llamar al número que encontré en aquel letrero, y una chica muy amable me respondió, anoté los días y horarios de las juntas, ella explicó que esto era una especie de terapia grupal, algo así como alcohólicos anónimos. En mi primera reunión pude darme cuenta que mi suposición fue cierta, no era la única que estaba pasando por algo como esto, las personas aquí reunidas eran tan exitosas como yo, tenían todo en la vida, excepto las ganas de vivir, algunos también tenían como última opción estas reuniones, sin embargo, no sentí que me llegara un rayo de esperanza o algo parecido, aun así, me había prometido darle de oportunidad al menos dos semanas.

Contrario a lo que se esperaba, luego de tres sesiones, más que ayudar a aumentar nuestra fe, las reuniones se volvieron una especie de negatividad colectiva, pensar que no estaba funcionando simplemente nos convirtió en una masa de personas con una frustración masiva.

Después de proponer todas las soluciones posibles, después de hacer miles de actividades, de invitar a diferentes terapeutas e incluso algunos con tratamiento psiquiátrico, concluimos que lo más conveniente sería terminar con nuestra miserable existencia en este mundo terrenal y que no habría de ninguna manera una mejor forma de hacerlo que realizándolo juntos. Decidimos que la mejor manera sería haciéndolo cada uno en el espacio que le transmitiera tranquilidad, de forma que nos sintiéramos lo más cómodo posible.

Algunos no se la complicaron tanto, lanzándose del puente hacia el rio, encerrándose en su cochera con el auto prendido, sumergiéndose en la tina de su baño después de hacer un corte en sus muñecas, mientras que, algunos otros eligieron una forma mucho más atroz, utilizando objetos como un arma de fuego o una soga en una rama de un árbol. La forma más accesible y fácil para mí fue consumiendo pastillas, así que cuando se llegó el día acordado, entré a mi habitación y cerré con seguro la puerta. En mi computadora puse la lista de reproducción que tanto disfrutaba escuchar, ordené todo lo mejor posible y simplemente tome las píldoras de los dos frascos que tenía a la mano, las pulverice y las puse dentro de una botella con agua para finalmente tomarlas y esperar que el sueño abrazara mi cuerpo para siempre. Sin embargo, por otro lado, teníamos a ese pequeño grupo quienes se pusieron de acuerdo en elegir zonas estratégicas de la ciudad, ingresar cada uno a un edificio diferente y detonar explosivos radiactivos, los cuales no solo terminaron con la vida de ellos y personas inocentes, sino que también crearon una catástrofe material en el lugar, toda la radiación por obvias razones dejó sus consecuencias sobre la tierra afectada.

Es lamentable pensar que durante todo el tiempo que pasamos juntos, ninguno de nosotros se dio cuenta que había algo más que teníamos en común, era evidente que nadie pudo observar que absolutamente todos ahí teníamos esa marca de cuatro puntos en media luna y mucho menos pudimos imaginar que la existencia de los Trismus es verdadera. Esas criaturas son reales y por supuesto que todos ignoraban el hecho de que si bien poseían la destreza de potenciar tus habilidades, también se encargaban de otorgar una maldición, una que somete a los afectados a una depresión profunda. El veneno en su mordedura al entrar en contacto con la sangre humana puede viajar por el torrente sanguíneo hasta llegar al sistema nervioso central y suprimir el efecto de absolutamente todos los neurotransmisores asociados a la felicidad. Es más lamentable aun, saber que al crecer uno deja de ser creyente, porque pareciera que mientras más adulto te haces, menos devoto te vuelves a tus sueños y tus ilusiones. Esto deja como consecuencia no encontrar una cura o tratamiento contra el veneno del Trismus, de tal forma que no existió ninguna posibilidad de haber podido evitar esta catástrofe.

En definitiva, la humanidad puede orillarse a sí misma a su propia extinción si se pierde una de las virtudes con más importancia que se pueden poseer, la fe.

La Revista de Arena

"La arena como el tiempo es infinita y el tiempo como la arena borrará mis huellas y perderá mi rastro"