Por: Olimpia Natera

El tiempo no pasa en vano, lo acompañan historias, algunas alegres, otras no tanto, que poco a poco se convierten en leyendas que desde nuestros antepasados hasta la actualidad han sido contadas quizás no del mismo modo pero oficialmente consideradas como patrimonio cultural. Y aunque con el paso de los años dicho suceso se vaya distorsionando, la gran prueba de que existió son aquellos monumentos que en la actualidad podemos contemplar con orgullo y asombro a la vez, y que, con el simple hecho de pasar o ya sea entrar a esas viejas construcciones emana un sin fin de emociones e imaginación de cómo era la vida de las personas que las habitaban en su recién edificación.

Así es Zacatecas, un estado ubicado en el centro-norte del país mexicano. Pues al pasear por sus calles, disfrutando de una bella tarde, se podrá observar una mezcla de arquitectura virreinal, estilo churrigueresco y barroco, que ha pasado por varios sucesos como la famosa Revolución Mexicana, en especial La Toma de Zacatecas, que provocó que varios de estos edificios fueran modificados de alguna manera, pero que aún conservan su carácter histórico y sobre todo único.

«¡Ay hermoso Zacatecas, mira cómo te han dejado…!» – Ignacio López Tarso