Elizabeth

Por: Esau Aldaba Ramos

Caminaba entre una gran multitud. Sus manos estaban apresadas por una soga deshilachada que pinchaba su delicada piel a cada leve movimiento al igual que su cuerpo, que era obligado a avanzar con cada pinchazo que aquellos palos, empuñados por 2 hombres, daban en sus costillas.  Sus pies descalzos avanzaban por aquel camino terroso lleno de piedras y ramas. Su rostro dejaba ver lo alterada que se encontraba su mente inestable, miles de chispazos viajaban por su cerebro, llevando consigo la desesperación y la angustia.

Aquellos hombres le abrían paso entre esa multitud, multitud que la atormentaba lanzándole piedras, palos y gritos que golpeaban su alma y su mente, y la iban destrozando con mayor fuerza entre más cerca se encontraba de su destino. Resonaban en su mente todos aquellos gritos, “¡BRUJA!”, ¡MALDITA!, ¡ENGENDRO! Su rostro cada vez lucía más acongojado y sin esperanza, sabía que la hora de resignarse había llegado, no tenía escapatoria, esta vez no se podría librar, todos la habían visto hacerlo y todos la culpaban y cuestionaban.

Finalmente llegaron a aquel gran árbol del cual colgaban cadenas viejas y oxidadas, la acercaron y rodearon su delicado cuello con la cadena más grande de aquella colección.

-Elizabeth. Te hemos encontrado culpable de cometer brujería en contra de nuestro santo pueblo y de asesinar a nuestro gran reverendo Alberth Jones.

Gritó uno de los hombres haciendo callar a todos los ahí presentes.

-¿Cómo te declaras?

De la boca de Elizabeth no salió ningún sonido.

-¡Contesta maldita bruja!

Insistió aquel hombre tratando de hacer hablar a Elizabeth, pero fue en vano. Después de un breve silencio, todos comenzaron a gritar de nuevo.

-“¡CUÉLGUENLA!”

Aquel hombre finalmente dio la orden y las cadenas fueron jaladas y clavadas al piso mientras el débil cuerpo de Elizabeth se balanceaba frente a aquella muchedumbre que seguía abucheándola. De pronto el lugar enmudeció, al ver como en el rostro de Elizabeth se esbozaba una macabra sonrisa. 

La Revista de Arena

"La arena como el tiempo es infinita y el tiempo como la arena borrará mis huellas y perderá mi rastro"