4NU3NC14

Cada que recuerdo mi pasado, un profundo suspiro se desprende desde el interior de mi pecho, me inunda la nostalgia de lo que fui y a la vez de lo que quise y no pude ser. Cierro los ojos y comienzo a repasar gráficamente mis errores; se sienten como si estos fueran una daga que lacera mi alma y me quita el aliento, comienzo a derramar sangre vítrea, mi corazón raudo y manos tremulantes indican el comienzo de la contusión, mi mente sigila, todo fatal.

De pronto entre el caos comienzo a escuchar una voz que me promete su presencia eterna, está dispuesta acompañarme y poco a poco alumbra la serenidad. Permanece ahí hasta que todo pasa, no me deja, está conmigo y al final solo me abraza diciéndome “tienes el privilegio de llorar, hazlo hasta que todo parezca mejorar”.

Por: Diana Miranda

La Revista de Arena

"La arena como el tiempo es infinita y el tiempo como la arena borrará mis huellas y perderá mi rastro"