En los días malos
me persiguen los espejos,
las iglesias como espantos,
las sombras de la luz como piedras ardientes.
En los días malos,
solo hay violetas tragándose al sol.
En las copas de los ojos está
la sangre de cristo y el verbo se hizo recuerdo
y la carne se metió entre los ojos
y la carne se muere
y los ojos lloran en rojo
y el rojo duele.
Ojos color mierda. Ojos rojo sangre.
Ojos que mueren de rodillas masacrados
por la escena cruel de las cosas crueles.
Por: Jesús T. Aldaba.

