Todas las mañanas a las 05:30 am, se levantaba de su cama, se ponía unas botas viejas con unos cuantos hoyos por donde se alcanzaban a asomar algunos dedos de sus pies, un sobrero de paja, un pijama blanco, y un chaleco que parecía como si todo el tiempo llevara encima una cobija. Salía a dar de comer a sus vacas, borregas y caballos alfalfa fresca y cubierta con el roció de la mañana. A las 06:00 am, salía a caminar por las tierras de cultivo, se aseguraba que estuvieran sanas, recorría largas distancias, sus ojos podían admirar la belleza del campo, los paisajes hermosos, llenos de vida y colores. Su destino era un sofá rojo y viejo, que fue arrastrado por las fuertes lluvias y llegó hasta ahí, un día lo encontró debajo de un árbol, lo limpió y se sentó en él.
El poder estar en ese momento, sentado, respirando aire puro, mirando la naturaleza, era realmente satisfactorio y tranquilizante, era como si por un momento se pudiera detener el tiempo. Era difícil levantarse del sofá, y regresar a casa, solo quería seguir ahí, disfrutando su momento de soledad. Al regresar a casa, la noche lo acechaba, pero siempre lograba llegar con un poco de luz, la suficiente para poder mirar el camino. Estando en su casa, sentía que su vida se volvía gris y fría, le faltaba algo de color, le faltaba esa sensación hogareña y de comodidad, se sentía solo, triste y decepcionado, se fue a dormir y durante la noche, en sus sueños, veía la felicidad que el deseaba, la comodidad que le hacía falta.
A la mañana siguiente repitió su rutina, dar de comer a sus animales, revisar sus cultivos y caminar hasta aquel sofá, esto era como una adicción, como una droga para sus sentidos. Cansado de su vida, de repetir siempre lo mismo, decidió quedarse, quería ver el atardecer sentado en su sofá, quería sentir la experiencia mezclada con las sensaciones que le dejaban al estar ahí sentado, el resultado fue simplemente glorioso, juró que jamás se levantaría de ahí, sin importar que.
Esa fue la última vez que alguien lo vio, sus animales escaparon en busca de alimento, su casa se deterioró con el tiempo y aquel sofá sigue ahí, en la misma posición, intacto, justo como la última vez que él lo usó, pareciera como si estuviera congelado en el tiempo.

