Un Pueblo Mágico

Por: Olimpia Natera

De niña me contaban la historia de dos ratoncitos, uno que vivía en la ciudad y el otro en el campo. Cada uno amaba su hogar y vivía feliz, hasta que un día decidieron viajar y pasar juntos unos días en la ciudad y unos cuantos más en el campo. Al término de su estancia y de observar cómo era la vida de cada uno quedaron descontentos, pues para el ratoncito de campo la cuidad era muy ruidosa y había luces por doquier y para el ratoncito de ciudad la visita al campo le pareció del todo aburrida, con demasiado silencio y la comida sumamente casera.

En la vida real pasa de igual manera, algunas personas optan por vivir en lugares de grandes construcciones, luces y tráfico a cualquier hora del día, pero también existen aquellas que prefieren habitar en comunidades alejadas del bullicio, contaminación y disfrutar de un respiro de aire limpio todos los días.

Y es preciso decir que para los amantes de la naturaleza, puestas de sol y la vida espacial estarán de acuerdo con el ratoncito de campo, puesto que sin contaminación, luces o tráfico nocturno la vista al cielo es espectacular, generando así momentos de relajación y tranquilidad que todo humano necesita de vez en cuando, considerando a ese lugar como un pueblo mágico.

La Revista de Arena

"La arena como el tiempo es infinita y el tiempo como la arena borrará mis huellas y perderá mi rastro"