Sentado a solas, con un cigarro en la mano, mi mente comienza a crear ilusiones. A mi
lado, sentada, riendo hasta llorar, escuchando sus historias, sus problemas. Me rodea una
felicidad que solo ella me provoca, pero, es interrumpida por la brasa del cigarro quemando
mi mano y vuelvo a mi vacía realidad.

