Anhelaba sentir.
Anhelaba sentir el viento jugueteando con su cabello y rozando su piel. Ese viento que liberaba su alma de aquellos pesados grilletes que arrastraba.
Anhelaba sentir la brisa en su rostro. Esa fresca brisa que difuminaba las lágrimas que brotaban de sus ojos.
Anhelaba sentir los rayos del sol en su piel. Ese cálido sol que daba cobijo a su corazón abandonado hasta por el mismo.
Anhelaba sentir la pinchadura de la espina de una rosa. Ese dolor que recordaba la vida.
Anhelaba sentir el amor. El amor incondicional que lo había abandonado desde hacía mucho tiempo.
Anhelaba sentir, anhelaba sentir fuera lo que fuera, anhelaba la libertad, la compañía, el dolor y el amor. Anhelaba sentir algo que no fuera solo un anhelo.
Anhelaba vivir.
Por: Esau Aldaba Ramos

