Cartas de Roma a Persia

Voy andando en el imperio bizantino,
en el romano y allá a lo lejos se ve Persia.
Desde Roma se ve Persia y tú, y tus ideas
rodeándote toda, custodiando tus pies,
tus rodillas y tus manos.

En mis manos abiertas dejaste
un gesto cerrado de tu boca y de tus ojos,
cerezas dibujadas flotando en el mar
en tu mar que moja la luz de tus manos,
tu mar de lágrimas para llorarte toda a lágrimas,
lágrimas de gravedad para regar
tus campos de frutos rojos, y yo de rodillas.

Tu rojo me mata o cuando menos me doblega,
un beso pesa toneladas, y tu mano jala tan fuerte
que se me queda el alma atrás, atorada en el tiempo.
Tu sentencias, pero yo también.
Yo abrazo con todo lo que tengo,
con mis dos brazos con mi torso, con mis oídos y mi lengua.
Fracturo mis espejos y apunto el ángulo al reflejo de los tuyos
y te veo y me ves y ves la tierra y el agua y el acero y los imanes
como gigantescas ciudades o del tamaño de una caja de cigarros.

¿Tú me ves desde Persia?
Quiero que sepas, amor mío, que no hay día
en el que no me pregunte
¿Cómo es que se ve roma desde allá donde tu estás?

Por: Jesús T. Aldaba

La Revista de Arena

"La arena como el tiempo es infinita y el tiempo como la arena borrará mis huellas y perderá mi rastro"