Hoy le invité un cafecito a esos ojitos bonitos que he visto muchas veces llorar, que he visto sonreír, que he visto su pupila dilatada cuando está enamorada, que la he visto en su modo fodonga y siendo una Diosa.
Hoy le invité un cafecito a esa persona que jamás se rinde, que ya entendió que los amores a medias no van con ella. Le invité un cafecito a ese corazón lleno de sueños, a esas agallas de levantarse de la cama y avanzar, a esas ganas de amar. Le invité un cafecito a la persona que jamás quiero abandonar ni dejar, que estoy dispuesta amar por el resto de mi vida, en sus días buenos y malos, cuando el sol parezca desaparecer, cuando este lloviendo y sus planes se hayan arruinado, o cuando sienta que ya no pueda más, yo la cuidare, la cuidare con mi alma, la cuidare con mi corazón, cuidare de ella, de sus sueños, de su salud en todo aspecto, cuidare de ella siempre.
Quiero que viva, que sueñe, que crea, que tenga el alma de una niña y la madurez de un anciano. Que sepa que ella es capaz y algunas veces me asusta su potencial, que puede cantarme una canción de Adele y otra de Chente, que puede ser lo que quiera ser. Quiero que sepa que ya es exitosa, que la amo demasiado, con la vida entera, que nadie puede destruirla porque ahora su mente es su amiga. Que no tema de estar con quien ama y enamorarse como si jamás le hubiesen roto el corazón. Que bese, que haga el amor, que disfrute los momentos, que disfrute la vida y acepte las cosas que no puede cambiar. Que no se arrepienta de amar, porque todo lo que haga con amor estará bien, pero sobre todo que se mire al espejo y reconozca que la persona maravillosa a la que le invité un café, es ella misma.
Con amor: Daniela Arellano

