







Por: Olimpia Natera.
El otoño está llegando a su fin. Aquellas hojas doradas, naranjas u otras rojizas han caído para cubrir al suelo de un color sin igual, dando lugar al juego del viento y al crujido de estas cuando son tocadas por algo o alguien.
Los árboles toman un descanso, dando un aspecto triste y sin vida, pero a su vez se encuentran en una larga recuperación para dar lo mejor de sí en la siguiente primavera, sin dejar de arropar aquellas especies voladoras y terrestres que también se encuentran en reposo.
Es así como la naturaleza le da la bienvenida al invierno, el cuál, durante sus primeros días nos regala una sutil escarcha matinal convirtiendo a ese suelo dorado en una pista de patinaje y que en compañía de cada amanecer nos brinda una vista con destellos impresionantes.
Por lo tanto, al invierno o temporada de frío no hay que temerle, sino todo lo contrario, agradecer su visita y tomar las debidas precauciones para disfrutarlo lo mejor posible. Sentir esa brisa fresca en el rostro y aprovechar a diario de lo cálido y agradable que puede ser el sol en esta temporada.

