Ojos exploradores asombrados,
adornados por el vidrio del cansancio.
Dasvidania a la torcida cueva
de los placeres infantiles nocturnos.
Vas, a donde los olores embriagan y
los colores atropellan la vista.
Eres, Alicia en la jaula de las maravillas,
con tus oculares piedras de la ensoñación.
Danzan las luces con las emociones,
se mezclan pisoteando a los indeseados,
como bailando en un espejo manchado
por las grises lágrimas del corazón.
Hablando con los gatos y con los ratones,
la bruja saborea tu esencia, cazadora.
Corre, huye de la realidad de dulce bisturí,
huye de lo que te aterra y refúgiate en lo que odias,
pero vive.
Por: Jesús T. Aldaba.

